
La policía de Cleveland (Ohio, EE.UU.) está buscando al sospechoso del asesinato de un hombre de 74 años que retransmitió el asesinato a través de Facebook. El crimen ha levantado una nueva polémica sobre esa dificultad para censurar ciertos contenidos en redes sociales y hacerlo, además, a tiempo.
El vídeo no se hizo a través de Facebook Live como se indicó inicialmente, sino que se subió a la cuenta de Facebook del sospechoso tras haber ocurrido, y ya ha sido eliminado de la plataforma tres horas después del suceso.
El problema no es nuevo
En agosto de 2015 hubo un suceso similar tras el asesinato de dos periodistas estadounidenses en Virginia. El presunto asesino compartía vídeos de los disparos en Twitter y Facebook y esos clips se convirtieron en virales. Ahí se demostraba que internet no tiene botón de borrar, y que parar la difusión de contenidos en redes sociales es prácticamente imposible.
Los responsables de Facebook han tenido que lidiar de nuevo con esa situación este miércoles.
En un comunicado oficial indican que "no permitimos este tipo de contenido en Facebook. Trabajamos duro para tener un entorno seguro en Facebook, y colaboramos con los cuerpos de seguridad en emergencias en las que hay amenazas directas a la seguridad física".
Internet como herramienta para el bien o el mal
Los sucesos ocurridos este martes demuestran una vez más que las redes sociales e internet son una poderosa herramienta que ofrece enormes ventajas, pero que también tienen su lado oscuro.
Las plataformas de retransmisión de vídeo en directo son el último ejemplo de esa revolución mediática. El grupo terrorista ISIS hizo uso de redes sociales para la mostrar la decapitación de un periodista norteamericano sin que la censura pudiera contrarrestar el efecto viral del suceso.
En este caso ha ocurrido básicamente lo mismo: los controles impuestos por las redes sociales ni siquiera han logrado combatir el efecto de las polémicas noticias falsas en los pasados meses, y no parece que controlar estas emisiones en directo e incluso en diferido sea factible para Facebook, YouTube y otras empresas que proporcionan dicha capacidad.
Tampoco ayuda a aliviar el problema el hecho de que ahora muchos de esos vídeos se reproduzcan automáticamente en los navegadores. Los algoritmos de inteligencia artificial que tratan de evitar la propagación de noticias falsas y la aparición de contenidos inapropiados —desnudos de famosos incluidos— siguen sin ser del todo efectivos, y queda por ver si lo serán algún día.
fuente: globovision.com
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