El Cannabis es la planta más antigua cultivada por el ser humano. Al menos, de la que se tenga constancia. Los restos arqueológicos se remontan hasta el año 6.000 A.C. y se aprecian en vasijas cerámicas decoradas con cuerdas de cáñamo. De igual manera se sabe que la fabricación textil se producía con tejidos derivados de esta planta. De hecho, se estima que durante unos 2.000 años, el motor económico del viejo mundo dependía del comercio con tejidos, por lo que el cultivo de Cannabis era una actividad primordial.
Es tan viejo que estuvo en los inicios de los Estados Unidos, incluso los borradores de la Declaración de independencia estaban hechos con un papel de fibras de cáñamo, y aunque el documento oficial se redactó finalmente en un papel que tuviera mayor durabilidad a lo largo del tiempo, los borradores fueron con papel de Cannabis.
De hecho, los colonos americanos tuvieron la obligación patriótica de plantar Cannabis para producir cuerdas y tejido con el cáñamo, ya que era un material imprescindible para el crecimiento de la sociedad de la época.
Es que hasta George Washington cultivó y consumió marihuana para los dolores que le producía su dentadura postiza. Del mismo modo, Kennedy la utilizó para tratar sus dolores de espalda y Bill Clinton podemos decir que… Bueno, que tocaba el saxofón.
El cannabis siempre ha estado, de hecho durante la Segunda Guerra Mundial, la agencia predecesora de la CIA se empeñó en obtener un suero de la verdad para poder obtener información de los prisioneros capturados: el resultado: un potente suero realizado con extracto psicoactivo en altísima concentración de marihuana, que fue conocido con las siglas T.D. (Truth Drug) (Droga de la Verdad).
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